Hace ya varios años que escribí sobre este genio, mente brillante, astrofísico y filósofo; en fin, el más influyente científico desde la muerte de Einstein. Aún después de una semana de su última partida al infinito, nos legó un estudio vital: un procedimiento matemático para identificar la existencia de universos paralelos.
Su trabajo establece un método que puede llevar a obtener una prueba experimental de que existe un “multiverso”.
Su teoría indica que el Universo se expandió a partir de un punto minúsculo en un proceso conocido como inflación -o singularidad-, aunque las matemáticas en las que se sustenta esa explicación sugieren que la explosión primigenia estuvo acompañada de un número infinito de comienzos similares que dieron lugar a otros tantos universos.
En su trabajo póstumo, Hawking propone que ese proceso ha dejado una huella en la radiación de fondo que inunda nuestro Universo y que esa evidencia puede ser medida. El trabajo de Hawking concluye que el Universo se continuará expandiendo, y terminará disolviéndose en la oscuridad cuando todas las estrellas acaben con sus fuentes de energía.
Hawkins era un filósofo. De esos que piensan desde la física el universo y la vida. Simbiosis que se había olvidado por los “amantes de la sabiduría” pues se enfocaron durante décadas más a disquisiciones existencialistas que a la búsqueda de respuestas a las interrogantes más trascendentes: ¿Quiénes somos? ¿Hacia dónde vamos?
Hawking era un librepensador genuino. Un ser humano que se enfocó en la Verdad Buscada, jamás en el dogma de la verdad revelada. En su maravilloso pensamiento y obras no estuvo presente jamás la peregrina idea de dios, ni de un creador.
Siempre señaló que la religión y sus teológicas creaciones eran un constructo social pues el universo, la vida y nosotros los seres humanos, somos hijos de la evolución.
Ello incomodó siempre al Vaticano al punto que Juan Pablo II insólitamente le sermoneó diciéndole que no buscara más sobre el origen o el comienzo del universo o de las galaxias… lo que fue respondido irónicamente riendo por parte Hawking y de los 2000 científicos presentes en la Universidad de Hong Kong, al aseverar: “No me gustó el pensamiento de poder ser entregado a la Inquisición como Galileo”.
Hawking, el hombre que desde sus pequeñas ruedas viajó por las galaxias, con convicción sincera persistió – a pesar de las presiones- en que con la Ciencia verdadera ya: “Nos estamos acercando a responder preguntas como ¿por qué estamos aquí? y ¿de dónde venimos?
Hasta siempre maestro.
Jorge Navarrete Bustamante.
Académico U. de Talca
Presidente Junta de Adelanto del Maule
Fuente: Diario El Centro