Muchos saben pero otros tantos no, de la existencia en la región de la Junta de Adelanto del Maule y que acaba de cumplir 22 años. Esta corporación, sin fines de lucro (tan en boga por estos días) y sin intereses partidistas o ideológicos se empeña como única misión en procurar las acciones de su ámbito en beneficio del desarrollo y crecimiento del Maule.Lo anterior, no obsta para que su trabajo también la haga preocuparse de los temas que nos afectan y que tienen visiones distintas entre los maulinos. Su trabajo, ahí es ser el canal para debatir los problemas y colaborar para que se pueda consensuar las soluciones más eficaces para todos. Precisamente en estos momentos se está en la revisión final del plan de trabajo para el segundo semestre y tal programa, sin duda, incluirá aspectos que han sido controversiales y que no pueden quedar sin decisiones, muchas de ellas demasiado urgentes. Así, no se puede obviar, por ejemplo, que influyamos para una decisión, ojalá a nivel nacional, de cómo se tratará para el futuro un recurso tan fundamental para Chile como lo es el agua. Recientemente conocimos de la disputa por su uso de quienes la requieren para generar energía y de los miles de agricultores que simplemente dependen de ella para sus cultivos. Sin duda que ambos deben tener argumentos legales para sustentar sus posiciones. Sin embargo, no se puede dejar tan fundamental necesidad vital y su destino al resultado judicial. Se requiere de una política de Estado en la materia y estamos todos llamados a opinar e influir para la mejor salida. Se precisa de energía y de alimentos, de extracción minera y agua potable.Los distintos intereses no se pueden someter a los resultados judiciales de sus pleitos y urge normar lo que para el país sea mejor.Tampoco escapa a los maulinos, muy especialmente, y a la Junta en particular, la controversia ya desatada por las semillas transgénicas. Hay parlamentarios de la zona que se oponen radicalmente a la legislación que se está tramitando y argumentan que sería algo monstruoso, de aprobarse como se ha presentado el proyecto, para los intereses de Chile y, por consecuencia, para una zona agrícola como la nuestra. La disputa es de peces gordos y con transnacionales de por medio. Cerrar los ojos al punto y no influir para legislar mirando el interés nacional y no, probablemente, para favorecer el negocio de capitales foráneos, es una obligación ineludible.Sabemos que nuestra región es potencialmente rica en recursos para la generación de energía ya sea ésta hidroeléctrica, geotérmica, solar o eólica. Procurar la inversión para el desarrollo de esas energías con el menor daño ambiental, es una fuente de ingresos enorme y una contribución igual para el país. Importa, claro, que los tributos de tales proyectos queden en la región. El realizable deseo de ser la región principal en el objetivo de hacer de Chile una potencia agroalimentaria debe obligarnos a tener un plan maestro para el buen uso de nuestras aguas, con embalses suficientes para afrontar sin riesgos los períodos de sequía. No podemos seguir perdiendo la enorme cantidad de esa riqueza que se bota al mar por no tener la infraestructura adecuada para evitarlo. Paralelamente debemos trabajar para mejorar nuestros índices de competitividad regionales especialmente en los factores de las personas (capacitación, salud y trabajo) e innovación, ciencia y tecnología donde ocupamos los últimos lugares de las mediciones nacionales.Esta mínima muestra de los desafíos que tenemos es el acicate de los que trabajamos para la Junta y a los cuales invitamos a sumarse a las personas y empresas porque las necesitamos en este empeño que debe ser común.
Ignacio Cárdenas | Periodísta Junta de Adelanto del Maule | Fecha de Edición Diario el Centro: 20-06-2012